La leyenda de San Virila
- jordi reverendo
- 18 ago 2018
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Al abad San Virila le atormenta desde hacia mucho tiempo la idea de la eternidad hasta el punto de rogar a Dios que le ilustrase sobre este misterio.
Una tarde primaveral, como era habitual en él, salió a pasear por la sierra de Leyre.
Al encontrarse fatigado, se sentó a reposar junto a una fuente en la que permaneció durante unas horas (o eso creía él) absorto escuchando el bellísimo canto de un ruiseñor. Trás este tiempo regresó al monasterio que era su hogar.
Al atravesar la puerta principal ninguno de sus hermanos monjes le resultaba familiar. Deambuló confuso por las distintas dependdencias del santo lugar, sorprendiendose con numerosos detalles que le eran totalmente ajenos.
Cayó en la cuenta de que él tampoco le reconocían el resto de ocupantes el enclave monacal, por lo que decidió dirigirse al Prior, quien atónico escuchó la explosión del abad.
Tras acabar la historia ambos atónicos decidieron acudir a la biblioteca para intentar descifrar la enigmática situación. Revisando unos viejos escritos descubrieron que "trescientos años atrás, un monje conocido como San Virila había regentado el monasterio y había sido devorado por unas fieras en uno de sus paseos matutinos."
San Virila con lágrimas en los ojos comprendió que ese monje que aparecía en el viejo libro era él y que Dios finalmente había escuchado sus plegarias

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